01 marzo 2010

BASTÓ QUE ANUNCIARAMOS QUE SE VENÍA UN "ACHURAZO", PARA QUE EN UNA DESTACADA REVISTA VINCULADA AL ÁMBITO GASTRONÓMICO SE ABORDARA EL PARTICULAR.-


Efectivamente, visitando la página web siguiente : http://www.planetajoy.com/?Donde_comer_las_mejores_achuras_de_Buenos_Aires&page=ampliada&id=475# puede advertirse ello.

A efectos de evitar se incomode, se lo transcribimos seguidamente:

"Las achuras pueden ser tomadas como un manjar o como una chanchada grasienta, pero nadie puede negar que son parte del ADN de la parrilla nacional. De un kilo de mollejas se puede sacar un plato inolvidable, o una cosa gomosa que apenas sirve para rellenar una parrilada.

Hay técnicas secretas a la hora de preparar estas tripas que despiertan pasión en algunos y un poco de asco en otros. Tanto es así que muchas parrillas son a veces tan famosas por sus riñones, o sus chinchulines, como por sus cortes de carne más finos. Desde Planeta JOY salimos a buscar esas achuras únicas, por las que vale perder una batalla contra el colesterol.

1. LAS MOLLEJAS ENTERAS DE EL POBRE LUIS. Si se hiciera una encuesta mundial sobre cuál es la achura más codiciada, las mollejas ganarían por mayoría absoluta. En El Pobre Luis las preparan como nos gustan: las dejan enteras y las someten a una cocción larga, cuidadosa y delicada.
(Arribeños 2393, Belgrano / T. 4780-5847 y 4782-4488)

2. LOS CHINCHULINES DE MARY CARMEN. Las discusiones sobre las formas de hacerlos son múltiples, pero básicamente se dividen entre los que los tiran crudos a la parrilla (cocción lenta; suele ser lo primero que va a la grilla) o los que los blanquean previamente para quitarles parte de la grasa. Esta es la técnica de Diego Mastrovitti, de Mary Carmen, que logra unos chinchulines crocantes y tiernos, que no tienen comparación.
(Lavallol 5402, Villa Devoto / T. 4571-9488)

3. LOS CHOTOS DE LA CELESTE. No: no es que los dueños de esta parrilla sean malos tipos. Es que, como buena parrilla uruguaya, tienen en su carta la achura típica de la uruguaya. No hay choto como el de La Celeste . Los chotos se hacen con los chinchulines de oveja. Suelen tener una consistencia entre tierna y, a veces gomosa, con una cubierta crocante. Su sabor, fuertemente animal, ovino, es provocador.
(Bonpland 1944, Palermo / T. 4776-7655)

4. LOS RIÑONES DE DON JULIO. Mantener la ternura de su carne, evitar que se abran en pedazos, que estén apenas crocantes por fuera y que no se sequen forma parte de la tarea de un buen parrillero. En Don Julio los maceran en Malbec y perejil procesado con aceite de oliva, lo cual les deja un gusto apenas picante muy atractivo.
(Guatemala 4691, Palermo / T. 4831-9564-/ 4832-6058)

5. EL MERGUEZ DE LA MERIDIANA. Una verdadera rareza en Buenos Aires. El merguez es un chorizo tradicional del norte de Africa que se consigue en esta mezcla de parrilla y restó francés de Palermo. Se trata de una salchicha roja especiada que se elabora con carne de cordero y a la que se le agrega una mezcla de ingredientes llamada Zumaque, que lleva en su fórmula pimentón dulce, rojo y picante, cilantro, hinojo, sal, pimienta negra, menta, nuez moscada y harissa, una pasta picante de guindillas que le da un color rojo intenso. Lo sirven con cous cous de cordero y vegetales.
(Gorriti 5737 / T. 4772-0161)

6. LAS MOLLEJAS FILETEADAS DE LA CABRERA. El verdadero arte en la preparación de las mollejas fileteadas consiste en que estén apenas crocantes por fuera y cocinadas por dentro, sin perder la ternura de la carne, y sin que se sequen demasiado. Eso es lo que logran en La Cabrera con sus mollejas de corazón. Las preparan con un blanqueo previo (paso por agua hirviendo), luego prensándolas suavemente para quitarles parte del agua y finalmente poniéndolas en la parrilla para una cocción larga. Imperdibles.
(Cabrera 5099 / T. 4831-7002)

7. EL CHORIZO DE LA DORITA. ¿Califican el chorizo y la morcilla como achuras? En rigor, no. Ya que son embutidos y no vísceras animales. Sin embargo, al servirse siempre junto con las achuras, por momento y situación de consumo, no es descabellado sumarlas a la categoría. Y en materia de chorizos, donde hay un nivel bastante parejo entre casi todas las parrillas, se destaca el de La Dorita, por su originalidad. Es una suerte de reversión del choripán. Lo llaman choricampi ($13) y ya es un clásico del lugar: un chorizo de casi 25 centímetros de largo que, luego de asado, se envuelve en una masa de pan casero y se le da un golpe de horno. Viene con salsa criolla y chimichurri y se comparte tranquilamente entre dos o tres.
(Bulnes 2593, Barrio Norte / T. 4773-0070)".-

¡¡¡Señores, no hay achuras como las que asan "Los Enemigos de la Vaca"!!!.-


HE AQUÍ, MEDIANTE LA PRESENTACIÓN QUE INCONTROVERTIBLEMENTE MERECEN, "LOS ENEMIGOS DE LA VACA".-

ALGUNAS PREFERENCIAS DE "LOS ENEMIGOS DE LA VACA".-

HISTORIA DEL BRINDIS.-

Según el diccionario de la Real Academia Española el término brindis significa: (Del aleman "bring dir's", yo te lo ofrezco).
1. Acción de brindar con vino o licor.
2. Palabras que se dicen al brindar.
El origen del término se remonta al siglo XVI, y tiene como motivo la celebración de una victoria del ejército de Carlos V sobre su oponente.
Según relatan los historiadores, el lunes 6 de Mayo de 1.527, las tropas de Carlos V toman de forma victoriosa Roma y la saquean. El saqueo fue algo imprevisto. Lactancio, caballero mancebo de la corte del Emperador, convencerá a su interlocutor, el Arcediano del Viso, testigo del saqueo, de que el Emperador ninguna culpa tuvo en ello y de cómo Dios lo permitió por el bien de la cristiandad.
Con motivo de tal victoria, cuenta la historia, que los mandos militares llenaron sus copas de vino, las alzaron al frente y dijeron la frase anteriormente citada: "bring dir's", yo te lo ofrezco. Este hecho, ha dado lugar a la tradición de brindar cuando se celebra algo.
Pero como en todas las historias, hay otras versiones que adelantan mucho más, en el tiempo, los orígenes de los brindis.
Estos lo sitúan en tiempos de los griegos, y tiene que ver con la muestra de confianza que el anfitrión ofrecía a sus invitados. En los grandes banquetes y convites que los más pudientes organizaban para su deleite o en honor de alguien, los criados servían en las copas a todos los invitados y el anfitrión alzaba su copa y tomaba un trago, como señal de que aquella bebida era buena y no tenía veneno alguno. Por aquel entonces, la mejor forma de eliminar a los enemigos era envevenar la bebida.
En todo brindis se plantea la cuestión sobre chocar o no las copas. Aunque es suficiente con hacer el gesto hacia el resto de los comensales, alzando levemente la copa, hay muchas veces que nos gusta el choque de nuestras copas con la de los vecinos de mesa. Lo más correcto es no hacerlo.
Pero chocar las copas también tiene su origen. Uno de los más avalados por la historia, es que el choque de las copas tenía la función de "salpicar" y mezclar el contenido de ambas copas, sobre todo entre los monarcas y los nobles, que utilizaban estos métodos para eliminar rivales, para demostrar que no se ofrecía ningún tipo de bebida envenenada. Así, si cualquiera de ambas bebidas contenía veneno, este quedaría repartido en ambas copas. Como vemos, entra de nuevo en juego una cuestión de confianza y muestra de amistad en el rito de chocar las copas.
Otra de las versiones, indica como origen las sociedades romana y griega, donde eran habituales los grandes banquetes y fiestas. Era tal la magnitud de aquellas fiestas, que los comensales solían levantar y golpear sus copas para llamar la atención de los sirvientes y para que les sirvieran de nuevo más bebida.
Esta costumbre pasó al brindis, con que se golpeaban las copas para llamar la atención del resto de comensales para hacer el brindis.
Es costumbre también a la hora de brindar decir alguna palabra o expresión como salud, cheers, proischt, saude, salute, santé, etc.

HISTORIA DE LA ASOCIACIÓN "LOS ENEMIGOS DE LA VACA".-

Corrían los primeros años de la década del 90, cuando un grupo de amigos, residentes en San Antonio de Padua, Partido de Merlo, Provincia de Buenos Aires, República Argentina, al finalizar un torneo de "paddle tennis", decidieron organizar un asado.
Por cierto, como verán, el asado resultaría inolvidable.
Fue durante los postres cuando alguien formuló una pregunta:
¿Qué pasaría si, tal como está sucediendo, las vacas, que son aproximadamente cincuenta y dos millones, se siguen reproduciendo más rápido que el crecimiento de la sociedad argentina que, a la fecha, no supera los veintisiete millones de habitantes?
Muchas fueron las respuestas, advirtiéndose que el consumo de vino se hacía notar.
Así, otro reflexionó ¡Ustedes hablan de las vacas y nada dicen de los corderos, los cabritos, los lechones, los pollos, los pavos, y todo lo que anda por ahi! ¡El problema será mucho más grave, y mucho antes, de lo que Uds. vaticinan!
¡Atención viejo, y los peces, los mariscos, todo lo del mar! espetó otro.
¡Estamos en peligro, lo único que queda es comerlos! dijo el que, quizás, menos había hablado hasta el momento.
De allí, hasta la propuesta y acuerdo de organizarse y acometer la tarea, pasaron escasos minutos.
¡Debemos empezar cuanto antes! dijo uno.
¡Mañana sabado! contestó otro.
Bien, he allí, aunque cueste creerlo, el evento que excitó la conformación de la Asociación "Los enemigos de la vaca", denominación que fue asignada porque la primer tarea fue "dar cuenta" de un costillar vacuno.